Por Daniel Pérez
Hay dos aspectos que quiero comentar en este artículo, por un lado, como la intuición es la mejor prevención contra los intentos de manipulación por parte de personas con segundas intenciones. Por otro lado, como la intuición nos avisa de las situaciones de riesgo, predice la violencia y a menudo, intenta proteger tu supervivencia antes incluso, de que seas consciente de todo el proceso.
¿Porqué lo llamo el secreto olvidado?
La razón es que la mayoría de personas no hacen caso de la primera intuición, por ejemplo, en el caso de que un manipulador psicopático se acerque a ti (normalmente tras haberte observado y evaluado antes sin que tu lo sepas), puede ser que sientas que hay algo “raro”, pero acostumbrados como estamos a la lógica y al razonamiento, optarán por dejarlo pasar como si fuera una superstición, una ilusión sin fundamento racional.
Esto es un error, porque, en realidad, esa intuición, esa “sospecha” que parece salir de la nada , es en realidad, un mecanismo grabado a fuego a través de milenios de evolución de la especie, una memoria atávica que ha permitido la supervivencia ante el peligro para la vida.
Lo que sucede es que ese mecanismo es tan rápido que opera debajo del nivel consciente, en décimas de segundo registra datos que son relevantes para mantener el sistema vivo, se fija en detalles que pueden ser amenazas para tu preservación y tú no te das cuenta.
Las personas se pasan por alto estas sensaciones que avisan de peligro porque pueden ser desagradables o porque parecen infundadas ante el análisis intelectual de la situación.
También ocurre que el manipulador, no hace nada que ante nuestro pensamiento parezca objetivamente incorrecto, puede ser amable, educado, etc…por tanto, desdeñamos el presagio como si fuera un prejuicio….y como dice la gente, no hay que juzgar a los demás a la ligera o basándonos en la primera impresión. Primer error.
Otra razón es que el manipulador, suele utilizar unas estrategias que casi siempre funcionan con todo el mundo, una es hacerse la víctima, lo cual le coloca en una situación inofensiva y suscita una cierta simpatía obligada por las convenciones sociales. Otra estrategia es la de la adulación, si un desconocido o desconocida te mira de forma seductora y te comunica lo interesante o atractivo que eres….la mayoría de personas se sienten tan halagadas que sus egos toman el control y se dejan llevar con entusiasmo. Prefieren correr un riesgo que estiman poco probable ante la promesa de la excitación y el romance.
Mi experiencia con cientos de testimonios me dice que esto se repite muy a menudo, no hay nada como que una persona atractiva te regale un poco tu vanidad para que te dejes llevar y pases por alto, los indicios de alarma que siempre están presentes, siempre.
El segundo aspecto, que es algo que he intentado transmitir en algunos cursos en los que el tema era usar el Kungfu en la defensa personal, y basado también en algunos encuentros callejeros, es que el sistema automático funciona de forma más evidente como aviso de riesgo de ataques o predictor de la violencia.
De hecho, la función primitiva de respuesta de “lucha o huida” de nuestro Sistema Nervioso, el mismo mecanismo que cuando se activa crea las crisis de pánico o angustia, es la que antes siquiera de que seamos conscientes, nos dice que es mejor irse, correr o quedarse parado.
Ante individuos muy violentos, la gente normal suele sentir terror, un miedo intenso. Este es un fenómeno natural y útil, pues a menudo, la persona puede encontrarse huyendo de un lugar, sin darse cuenta de lo que hace, como en un “piloto automático”….en ese momento, podemos decir que el instinto de preservación vital ha tomado el control.
Pero no hablo de situaciones tan extremas, mi opinión es que el riesgo de violencia, ya sea en el ámbito familiar, en una salida nocturna o en otra situación determinada, es predecible. La intuición y el temor son avisos de que hay algo que nuestros sentidos han percibido que indica las posibilidades de que el depredador esté al acecho.
De nuevo, creencias erróneas y actitudes imprudentes, se saltan el aviso, algunas veces por orgullo, otras para no “quedar mal” ante nuestros acompañantes.
Cuáles son esos signos que activan nuestro miedo o nos provocan esa sensación incómoda, esa inquietud, esa repulsión? Puede ser una mirada fugaz, puede ser una forma de andar, algo en el ambiente….algo que nuestra sabiduría primitiva, la información almacenada en nuestra mente, interpreta como una posible amenaza.
El agresor o agresores, no siempre se muestran hostiles abiertamente desde el principio, pero la energía que desprenden es la de un depredador….siempre habrá algún signo que delata sus intenciones y en muchas ocasiones, puede verse como los signos que indican el ataque hace tiempo que se están manifestando….solo que los vemos con claridad mucho después, cuando es tarde, analizando todo a posteriori. Pero, casi con total seguridad, la desazón, la aprensión ya estaban presentes antes, alertando con su molesta pero necesaria presencia.
El agresor desprende una energía de violencia, simplemente porque siempre, siempre, antes de una acción de cualquier tipo, la persona tiene una intención, la intención precede a la acción, y en los casos de personas muy hostiles, como criminales violentos, antisociales y agresores psicópatas, también.
Para atacar o aterrorizar a la víctima, no puedes ir a “medio gas”…el depredador pone todo su “yo” en ello….y esto se “huele”, se intuye que no habrá compasión en el ataque.