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lunes, 12 de abril de 2021

NARCISISTA Y PSICÓPATA NO SON LO MISMO

 Por Daniel Pérez

Parece que ciertos términos han pasado a convertirse en parte de la jerga popular y se usan generosamente aún cuando no se sepa realmente qué significan.
Ya hace tiempo, que mucha gente, cuando describe a alguien utiliza como descripción y de forma despectiva, las palabras “psicópata” y “narcisista”.
Estamos de acuerdo en que con esas dos palabras, describimos a unos sujetos que causan problemas a los demás, que son egocéntricos y manipuladores.
Pero, ¿Cuáles son las diferencias entra ambos? Voy a explicarlo desde mi visión, y como siempre, en lenguaje claro que todo el mundo podrá entender.
Narcisista.
Esta persona se caracteriza por tener una visión grandiosa de sí misma, por tener una opinión fantasiosa de su propia valía, atractivo, inteligencia, habilidades y carácter. Cree que los demás tienen la obligación de apreciar lo especial que es. Por tanto, sus necesidades van siempre primero. Pero, en el fondo, es una visión irreal... esa misma persona no puede permitirse ver su gran complejo y su yo real (que es el de una persona frágil y sin autoestima, lo que se suele llamar la “herida narcisista”). Por ello, para compensar, el narcisista ha creado un “yo falso” que parece que se come el mundo, pero es como un castillo de naipes, puede venirse abajo. En éste sentido, a pesar de que parece que el narcisista no tiene empatía ni capacidad de amar, si posee sentimientos y dolor, de hecho, en tal intensidad que puede hundirle si no es capaz de compensarlo mediante la imagen que proyecta a los demás. El narcisista depende totalmente de la reacción de otras personas para sentirse vivo, ya sea la reacción positiva o negativa, sólo mediante ella es capaz de sentirse vivo.
Aquí, llegamos a la noción de “refuerzo narcisista”, sin ello, no puede vivir. Por eso, creo que es muy correcto considerar al narcisista como a un “vampiro emocional”, pues su supervivencia depende del reconocimiento de otros, necesita a otras personas para sentirse bien, para extraer su energía vital y para sobrevivir.
Para acabar éste breve resumen, debemos saber que hay distintos tipos de narcisistas, desde el clásico que acabo de describir, lo que en términos académicos llaman T.N.P (trastorno narcisista de la personalidad), hasta el narcisismo maligno (una variante con rasgos sádicos y psicopáticos, con mayor virulencia y malicia añadida), o el narcisista encubierto (un/a narcisista que no exhibe la arrogancia y altanería habitual, sino que se esconde tras unas maneras más humildes y cooperativas, básicamente un narcisista tímido o más introvertido).
El narcisista, por ejemplo, cuando es abandonado por su pareja (la persona que le da el refuerzo narcisista), puede acabar destruido, por ello, encuentra enseguida a un sustituto.
A un narcisista se le puede atacar y herir muy fácilmente, aunque no es aconsejable porque puede despertar una ira desproporcionada. En el fondo es como un niño no querido.
Psicópata.
El psicópata no necesita a la gente, no necesita a nadie para que le reafirme su autoestima. Esta persona no tiene un ego frágil, que es fácil de herir. Al contrario, el psicópata es duro,, frío, sin emociones, más cercano a una máquina que a un ser humano, si se me permite la metáfora. No tiene apenas puntos vulnerables (al menos, no los que pensamos).
Aunque el psicópata también se alimenta de las interacciones sociales, simplemente lo hace por dos únicas razones, que se manifiestan de muchas formas:
-Conseguir lo que quiere.
El psicópata también se inventa un personaje, pero no lo hace para sobrevivir o evitar el dolor, sino para engañar y conseguir sus objetivos (sexo, estatus, poder, dinero, diversión...)
-El placer del juego y la dominación
Para el psicópata, su locus de control, su centro está en sí mismo. No necesita refuerzos emocionales de otros, porque en realidad, él/ella desprecia a todo el mundo, si no fuera porque sería aburrido, le encantaría que todos los demás se murieran. Pero, he aquí la paradoja, el/la psicópata, necesita a otras personas porque sufre de tal vacío interior, que sólo lo puede aliviar mediante la manipulación, control y abuso sistemático y repetido.
Para el psicópata, los demás son peones de un tablero donde juega, su juego es el engaño, la dominación y la búsqueda de placer y supervivencia al estilo parásito. Estas personas no tienen capacidad de sentir nada profundo, de tener vínculos con nadie y mucho menos, de ser heridos emocionalmente.
El psicópata es un ser vacío, no se pone una máscara social para proteger su ego frágil, sencillamente, porque no hay nada que proteger...sólo lo hace para pasar desapercibido y ser mejor depredador. A diferencia del narcisista, al psicópata le da exactamente igual lo que los demás piensen o digan, porque no le afecta para nada.
El psicópata, cuando es abandonado por su pareja (normalmente, suele ocurrir al revés, son sus víctimas las que son abandonadas de forma fría y cruel cuando ya no le sirven o bien ya han sido destruidas), repito, si alguna vez es abandonado, responde de forma vengativa, pero no porque se siente herido/a, si no porque lo considera un desafío a su autoridad, ya que es él o ella quien decide cuándo y quien abandona a los demás. Lo más habitual es que ya tenga sustituto desde hace tiempo, con el que está triangulando a la víctima, simplemente, porque es previsor, práctico y ya se ha cansado de su actual víctima.
Por ello, el psicópata es tan frío a la hora de jugar con los sentimientos de los demás, es sólo un juego y el placer está en el juego, el control y en los resultados. Estas personas quieren algo, y sólo piensan en conseguirlo.
Lo único que afecta al psicópata es el aburrimiento, un tedio vital, que para las personas normales empáticas y neurotípicas, es difícil de imaginar, puesto que solemos tener sentimientos y vida interior.
El psicópata parece infantil, porque ve el mundo como su terreno de juego, su patio de recreo...pero, a diferencia del narcisista, sus acciones son premeditadas y desprovistas de sentimiento.
Al psicópata no se le puede detener, si no es estando dispuesto a hacerlo de forma brutal, física y letal, ya sea por medio de la ley o de la defensa propia.
Para terminar, de nuevo nos encontramos con que hay distintos tipos de psicópata. Lo que acabo de descubrir es el psicópata integrado y el psicópata criminal clásicos. Algunos autores postulan que hay “psicópatas primarios” (de serie, con un funcionamiento cerebral anómalo, irreversible y cuya dureza emocional e insensibilidad es total) y “psicópatas secundarios” (una versión más neurótica, con altos niveles de ansiedad y que recuerda más a un narcisista con tendencias antisociales).

Imagen cortesía de Darksouls1 (pixabay)