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jueves, 24 de junio de 2021

LA DESTRUCCIÓN PLANIFICADA DE LA MORAL Y LA ESPIRITUALIDAD: EL SUEÑO PSICÓPATA DE UNA HUMANIDAD DESHUMANIZADA

 LA DESTRUCCIÓN PLANIFICADA DE LA MORAL Y LA ESPIRITUALIDAD

EL SUEÑO PSICÓPATA DE UNA HUMANIDAD DESHUMANIZADA
Daniel Pérez
Debo aclarar que lo que estoy escribiendo, no tiene nada que ver con mis afinidades políticas, básicamente, porque no tengo ninguna. Simplemente, me baso en mi observación del mundo actual, a nivel local y global.
Para los que piensen que estoy haciendo un análisis negativo, quizá los seguidores de la corriente oficial y su ideología progresista de la nueva era que nos lleva a un supuesto paraíso tecnológico, mi análisis puede hacer que me tachen de reaccionario o ultra conservador.
Lo que piensen ciertos personajes o grupos de poder, no me importa...lo que pretendo es hacer pensar a las personas que ya están viendo la gran confusión y caos que se nos intenta vender como progreso y libertad. Par las personas que están dispuestas a abrir los ojos y ver, en lugar de ver a través de los medios de comunicación y las redes sociales.
Que la decadencia moral es un hecho, se puede comprobar comparando a un hombre y una mujer de tan sólo hace medio siglo, con el hombre y la mujer promedio actuales.
Hace medio siglo, un hombre joven aspiraba a trabajar y a tener una familia, ser un buen padre, responsable y no se pasaba horas mirando porno, ni había tenido decenas de parejas sexuales. No era superficial, no se pintaba las uñas de colores ni salía a la calle a destruir estatuas de personajes históricos, insultar a los creyentes en cualquier religión o tirar piedras a la policía por cualquier excusa. Los hombres eran todavía hombres y no tenían miedo de decir lo que pensaban, no existía la lacra de lo “políticamente correcto”. Los jóvenes no odiaban a su propio país.
Hace medio siglo, una mujer promedio joven aspiraba a ser madre, no había tenido cientos de amantes, era realista y humilde, no era una feminista radical ni era no-binaria, poliamorosa, pansexual, victimista profesional, etc...no odiaba al hombre, al matrimonio, a su país, al amor romántico, ni pensaba que el aborto es genial. Su vida tenía un sentido, no sólo la búsqueda hedonista de placer sin fin. No estaba siempre insatisfecha ni proyectando sus problemas en los demás.
Ya sé que lo que escribo puede ofender a alguien...pero no está pensado para el rebaño de zombies, sino para las personas que están viendo a dónde se está dirigiendo el mundo, que no es la utopía progresista que nos venden, sino una distopía horrible.
¿Son más felices los hombres y mujeres actuales? ¿Han mejorado las relaciones y la comunicación entre las personas?
La respuesta, para mi, es un no rotundo. La enfermedad mental aumenta, las personas se han vuelto más frágiles, infantiles y narcisistas. Se está sembrando la división entre hombres, mujeres, gays, negros, blancos, izquierda, derecha y mil categorías más.
A falta de espiritualidad real, no las seudo-terapias de la nueva era creadas en laboratorios de ingeniería social, al menos y como mínimo, es necesario dar un paso atrás y recuperar los valores y moral tradicional. No hablo de religión, aunque hay que admitir que la religión, con sus defectos, ha servido al menos para proporcionar una guía ética para convivir en sociedad.
La ideología amoral de las élites y sus universidades, lobbies científicos y ONG's, intenta implantar un materialismo total, un relativismo a ultranza...ya no existe nada absoluto, el género sexual es relativo, el bien y el mal son relativos...la ciencia es el nuevo dios, aséptico, frío, incontestable.
Pues bien, yo propongo que podemos aprender de los grandes de la antigüedad, de Lao Tze, Buddha, Confucio o Sócrates, también propongo que no tengáis miedo de la difamación y al insulto y que os mantengáis libres y responsables ante la gran manipulación global...encontrad un momento cada día para meditar, para descansar, para volver a sentir lo que significa ser un ser humano natural y libre...el futuro de la humanidad está en juego.


*imagen cortesía de cpmacdonald en pixabay